EL SILLICON VALLEY DE LA AGRICULTURA

 

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Holanda se ha convertido en el nuevo “granero del mundo”. Y lo ha hecho aplicando la más sofisticada tecnología a la agricultura. Ya exporta tantos alimentos como Italia, Portugal y España juntos.

En Westland, a las afueras de La Haya, no hay un solo centímetro cuadrado de tierra desaprovechada. Es un impresionante mar de paneles solares. Están instalados sobre los enormes tejados de los cientos de invernaderos que “tapizan” la localidad. Por la noche se iluminan con  unas luces led que se encargan de que los tomates, patatas o cebollas crezcan a un ritmo desenfrenado. Mientras tanto, unos drones se encargan de controlar los progresos de las plantas o la calidad de la tierra.

En Holanda, el viejo oficio de plantar frutas, vegetales y hortalizas ha dejado de ser un trabajo antiguo. De hecho, muchos jóvenes emprendedores escogen este sector para montar sus start-ups. Este es el espíritu que impregna Food Valley, un proyecto que ha conseguido convertir los Países Bajos en una gran potencia agrícola. Con apenas 41.000 kilómetros cuadrados, 17 millones de habitantes y una de las mayores densidades del planeta, los Países Bajos son el segundo exportador de productos agroalimentarios del mundo, después de Estados Unidos; en concreto, esta industria mueve más o menos lo que España, Italia y Portugal juntos. Y, además, lo hacen de una forma muy sostenible.

 

La universidad, detrás de la granja

Pero este milagro agrícola no es fruto de la casualidad. Hace más de dos décadas, el Gobierna holandés se propuso convertir el país en un referente de la agricultura sostenible. Sin embargo, Food Valley nunca hubiera cristalizado si no fuera por la Universidad de Wageningen, considerado uno de los mejores centros académicos especializados en agricultura del mundo. En Wageningen se utilizan fotobiorreactores para producir micro algas, y sus instalaciones incluyen un museo que custodia más de 1200 muestras de tierra de todo el mundo. El centro cuenta con especialistas de disciplinas muy variadas de más de cien nacionalidades.

Escenario apocalíptico

Pero además de solucionar los problemas cotidianos de regiones agrícolas de todo el mundo, los científicos de Wageningen piensan también en términos apocalípticos. Se prevé que en 2050 habrá diez mil millones de personas en el planeta. Con el aumento de la demanda de alimentos, o producimos más con menos, o nos enfrentamos a hambrunas de dimensiones desconocidas. Esto implica ahorrar agua, reducir las emisiones de dióxido de carbono y plantar más en un terreno cada vez más exiguo.

 

 

Dar grillos a las vacas

La buena noticia es que en el Food Valley holandés trabajan a destajo para resolver el problema, desde diseñando soluciones imaginativas al problema de las sequías extremas africanas hasta ideando nuevas formas de alimentar al ganado. Al parecer, es más fácil, barato y sostenible cultivar grillos que soja. También aportan soluciones imaginativas como hacer crecer tomates en fibra de basalto y yeso, en lugar de echando raíces en la tierra. Además debido al clima holandés hace que las cosechas ocurran bajo el techo de ultramodernos invernaderos. Y eso tiene sus ventajas, por un lado, la iluminación led hace que los cultivos funcionen 24 horas al día aumentando la producción. Gracias a este tipo de innovaciones, los agricultores holandeses han conseguido auténticas hazañas en los últimos 20 años.

Rut  Lleras.

 

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